Quite mi rodilla de su nuez y me puse en pie
sacudiéndome así el traje , estire mis hombros hacia atrás y le sonreía a Howl
entre dientes.
Había sido un día largo tras la noche
anterior, ambos estábamos luchando por diversión y bueno aunque iba perdiendo
en la lucha, estaba siendo divertido.
Nos despedimos a la salida de su gran mansión
como siempre, dos besos y un gran abrazo de por medio, entré en mi coche de
color grisáceo y me dispuse a ir a casa, donde no había pisado durante dos
semanas debido a los acontecimientos que había pasado estos días.
Estaba realmente cansada, esta situación
estaba consumiéndome y lo peor no sabía como actuar, que decir, que pensar y
era todo muy confuso. Solo quería relajarme y tomarme unos días sabáticos pero
entre toda esta situación estaba realmente confusa, suponía que no tardaría la
bomba en explotar y que se abriría un gran revuelo en el consejo con las nuevas
noticias, algo estaba claro, más de uno iba a morir.
El consejo no admitía que ningún vampiro se sublevará
a su poder, que ninguno fuera más fuerte, que ninguno tuviera más riqueza que ellos y lo importante que ni se le pasara
por la cabeza involucrarse en su clan. El consejo se hizo a principios del
siglo XVIII cuando estallo el ``Boom´´ de los vampiros y si había alguno que otro que sembraba el miedo
en el pequeño pueblo a las a fueras de Italia,
sé le mataba. Aparte de eso se formo para controlar el índice de vampiros que había
en aquel momento y si debían de matar alguno que otro. Algo estaba claro El
consejo eran muy exigentes con los vampiros que fueran a formar parte de su
comunidad, ninguno podía ser alguien de clase baja, como mucho media/alta, debían
de ser bellos ya de por si siendo humanos y exigían hombres y mujeres de gran
altura y refinamiento.
Eran muy exigentes con sus vampiros y sobre
todo para pertenecer a su comunidad, debía ser aprobado por los diez
``ancianos´´ que lo formaban y ellos aprobarían si estas dentro o no, de lo
contrario matan a la persona/vampiro sin ningún remordimiento en sus oscuras y
sucias conciencias.
Todavía me pregunto cómo una persona como yo
pudo entrar, supongo que fue porque estaba bajo la protección y manipulación de
ese ser oscuro y despreciable. Es recordarle y hacer que me aferre mas aun a mi
alma para no dejarla escapar y no volver a caer en su juego…
Aparque mi coche al lado de una pequeña
tienda de libros, donde suelo ir a comprar algún que otro libro interesante,
pará ser sincera soy alguien muy exigente con los libros creo que si yo fuera
una editorial solo sacaría al comercio dos o tres libros como mucho, creo que
si de mi dependieran los escritores estarían en la ruina, pero menos mal que no
dependen de mi.
Salí del coche sujetando mi mochila y llevándomela
al hombro, me acerque al portal y lo abrí minuciosamente, allí estaba el
portero viendo quien entraba o salía de la urbanización o si había algún extraño
que entrara, le salude con la mano y el me devolvió el saludo con una sonrisa,
apenas hablaba con nadie de mi edificio, de hecho no sabía ni quien vivía aquí,
para mi todos mis vecinos eran personas raras, con manías un tanto extrañas e insoportables,
pero supongo que es algo a lo que todos nos tenemos que enfrentar dia tras dia
en nuestras vidas.
Entre por la puerta de mi casa y la mire
detenidamente, deje mis cosas en el suelo sin importarme lo que les pasara y me
lance contra el sofá, por fin estaba en
casa, por fin un poco de tranquilidad, por fin…
Sono mi móvil destruyendo el momento de
gloria que tenia, extendi mi brazo y sin mirar quien llamaba conteste:
-¿Si?-mi voz sonaba muy molesta y algo ronca.
-Pense que no volverias, te echaba de
menos-su voz, si esa voz…la que me atormentaba dia y noche, la que hacia que mi
alma quisiera escapar de mi cuerpo, esa voz que me envenenaba, era…su voz.
Me quede callada varios segundos, no sabia
que decir, esta situación estaba yendo demasiado deprisa, apenas podía pensar
con claridad o articular alguna que otra palabra, estaba entrando en un estado
de shock pero de repente escuche una voz interior y me relaje por fin.
-He vuelto para tu desgracia, ¿querías algo?
-Solo saber si estabas bien-aclaro su voz y prosiguió-
me preguntaba si has vuelto por mi, creo
que puedo afirmar que si, que has vuelto por mi.
-Por favor…No me hagas reír, no soy tan patética
para volver por ti, aparte creo que no debo de darte ninguna explicación-apreté
el botón de colgar rápidamente, sentí un gran alivio dentro de mí, me
preguntaba cómo podía haberme encontrado
tan fácilmente y saber mi nuevo número de teléfono, bueno si lo sabía y
apostaba mi propia vida que había estado vigilándome durante estos años y eso
en parte me aterraba.
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